Sentimientos pre boda
En los preparativos de boda, los nervios y las dosis de estrés respectivas se convierten en acompañantes, pero, en el día de tu boda, esas horas que le anteceden y cuando llega el momento de entrar al altar, un torbellino de emociones se apodera de nosotros.
Para muchas novias las horas previas pueden generar un proceso de reflexión importante, en torno a las etapas de la historia de amor, todo lo que vendrá y los cambios que generan la vida conyugal, especialmente si dejamos por primera vez la casa de nuestros padres. En el caso de las parejas de novios que ya conviven juntos, también será el inicio de un nuevo ciclo.
Con este contexto, se pueden mezclar muchos sentimientos entre expectación, alegría, nostalgia o confusión. Abrimos ciclos y cerramos otros y es normal sentirlo. Igual ahora echaremos mucho más de menos las comidas diarias de mamá, los favores de papá, y, quizá pueda acecharnos el miedo a que ya no sólo somos parejas de hecho, sino que además, nos vamos a prometer un “sí quiero” para siempre… Estas y muchas más cosas se nos pasan por la cabeza. Se trata de emociones puras; genuinas.
Bodas 50mm
Cada uno de estos momentos hay que vivirlos igualmente y evitar que la emoción aplaque todo lo bonito de este gran día. Siente la energía especial y vive cada instante con la magia que tienen.
Ivi Franco Photo Art
Como si se tratara de una película, nos imaginamos todas esas escenas de tienen gran simbolismo y en las que es posible una que otra “lagrimilla” y muchas mariposas que parecen quitarnos la respiración:
- Cuando amanece ese día…Nos levantamos con el “ha llegado la hora”. En muchos casos, es el momento de concientizar en profundidad el paso que estamos dando.
- La hora vestido. De estar frente al espejo lista para salir. Minutos llenos de mucha emoción en el que es posible unas palabras conmovedoras de nuestra madre o mejor amiga. Emoción y contención cuando nos ven con los ojos del cariño.
- La subida al coche y el camino hacia la ceremonia o la iglesia. Tiempo de intimidad con nuestro padre y de sentimientos compartidos.
- Entrada a la iglesia y el camino al altar de la mano con nuestro padre, al compás de nuestra música preferida o de las melodías clásicas. Sin duda, seremos el centro de atención.
- La primera mirada “novio-novia” en pleno altar.
- Al pronunciar el “sí quiero” y todas las palabras que se pueden acompañar en ese momento. Si el tono de voz tiembla, no te preocupes, será igual de emotivo.
- Más relajados y con el máximo sentimiento de felicidad, saldremos de la iglesia para dejarnos arropar por las felicitaciones de todos nuestros invitados y disfrutar de la boda.
Adriana Morett Fotografía
Si una lágrima de felicidad cae, disfrútala tanto como toda tu fiesta. Eso sí, no olvides el kit de belleza para retocar el maquillaje.